Reseña: 1984 de George Orwell

 


La novela llegó a superar mis expectativas, Orwell no solo consigue mantenerte atento a la trama expuesta, si no que logra que conectes con la idea, mensaje y crítica que desea transmitir. Temas como el doble pensar, los dos minutos de odio, la policía del pensamiento, el partido y el gran hermano; los ejercicios monitoreados por la tele-pantalla, la falsificación, edición e invención de noticias, triunfos y el pasado; e incluso profanar en la intimidad de las personas al impedirles con castigos el derecho y necesidad al sexo. Bastaron para quedar en un estado de anonadamiento, opresión y estupor en tan solo la primera parte del libro; Las abofeteadas de realidad actual que vaticina la novela son de tal grado, que llegas a sentir la angustia, temor, frustración, cólera y pesimismo del protagonista, al tiempo de la esperanza, que aunque tenue persiste.

El contraste entre los habitantes de la Oceanía vigilada y monitoreada. Plagada en su gran porcentaje de borregos que siguen ciegamente a una dictadura oligarca, que opta por la crueldad, el miedo, la mentira y el odio, para perpetuar su poder; contra aquélla reducida a los suburbios míseros e inmundos, atestados de drogadicción, delincuencia, prostitución, pobreza y hambre, poblados por "la prole" escasamente o nada vigilada. Cuya única función para el partido es el seguir su ciclo de vida y traer hijos al mundo que seguirán la línea de ser usados como ganado o moneda de cambio; necesarios cuando se les necesite en empleos extraordinarios por poca paga. 《Animales libres》

Winston, nuestro protagonista es en absoluto el arquetipo común del héroe de novela(optando por éste cliché en el que se da por hecho al protagonista como héroe) pero mas que héroe, dejémoslo en personaje central, al tiempo que es el que en primera persona lleva a cabo la narración a través de pensamientos y soliloquios en mayor parte de la trama.
Mas que inusual, es una figura protagónica única. Aquélla vigorosa y formidable imagen del héroe de novela de aventura, contrasta con éste en el que edad, varices y dientes postizos reflejan la cólera, estrés, cansancio y frustración contenida, debido a vivir en un régimen oligarca, dictador y totalitario.
Winston se ve sometido a una sociedad ciega, incrédula, servil y conformista, que agacha la cabeza o sencillamente es indiferente ante su realidad.
Winston tiene como trabajo eliminar el pasado y recrear una realidad adulterada y fraudulenta; mentiras, engaños, invenciones y falsedades hacen parte del diario vivir laboral de Winston, pero aún él sabiéndolo no puede negarse, ¿por qué? Simple, su vida habría terminado.
Winston ante todo mantiene un ápice de esperanza, cree en una oposición, mantiene presente la idea de que es posible hacerle frente al sistema que lo rige todo.

Desde mí perspectiva, Orwell tenía claro que su intención al momento de escribir ésta obra, era alertar a las generaciones futuras; dar aviso sobre que el mundo iba encaminado a ser dominado por potencias. Y al detenerse a ver nuestra actualidad, la visión de Orwell no dista en absoluto de la realidad: Naciones Supremas en la cima, quienes controlan a otras que mas que aliadas son una extensión; países en los que prevalece la escasez, el hambre, la incredulidad, la natalidad descontrolada, y en los que se perpetúan en el poder aquéllos que solo ambicionan riqueza a través de la violencia; la libertad de expresión y alza de la voz del pueblo, reducida por la autoridad policial; países con educación y cultura precaria o nula, en los cuales el espectáculo es el distractor para mantener al pueblo sumergido en la estupidez e indiferencia. Estos escenarios recogen con rigor el eslogan del partido: 

"la guerra es la paz.
La libertad es esclavitud.
La ignorancia es la fuerza".


Una obra que podría considerarse profética, cargada con grandes dosis de realidad, contundente por su explicites, terrorífica por su alta similitud a nuestros días. 
De esas lecturas que no recomiendo leer en estado ajeno a la lucidez; yo tuve la osadía de leerla estando atravesando un problema familiar, y al terminarla, todas las consecuencias se presentaron de golpe, como avalancha de nieve: tristeza, depresión, vacío, indiferencia, etc., etc.
Aún así, logré disfrutarlo a su manera; la crítica política a los regímenes totalitarios, la opresión de gobierno por parte de las dictaduras y oligarquías, la represión a la población, el adoctrinamiento y fanatismo vistos al tiempo, la censura total, etc., etc. 
Al concluir su lectura, solo te queda ésta  incógnita, ¿es que acaso ya no vivíamos en una Oceanía, no somos sometidos de una u otra manera por un gran hermano?

Comentarios

  1. Una magnífica reseña. De hecho, al volver a leer tu comentario, me ha hecho revivir todas aquellas emociones que creía que había guardado cuando dejé esa novela en mi estantería. Saludos.

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    1. Está difícil que otra obra con temática, trasfondo y contexto similar logre calarme tan hondo. De hecho, hace poco leí el cuento de la criada, de Margaret Atwood. La cuál me llegó mucho pero no al grado en que lo hizo la distopia totalitarista del gran hermano.

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