Reseña: Aquí vive el horror, de Jay Anson



La noche del 13 de noviembre de 1974, Ronald DeFeo, un joven de veintitrés años que residía con sus padres y sus cuatro hermanos menores en la dichosa casa colonial de Ocean Avenue, los asesinó a todos a sangre fría de madrugada mientras dormían con un gran fusil.


Durante el juicio de DeFeo  el día 14 de octubre de 1975. Él y su abogado defensor William Weber montaron una defensa invocando locura, con DeFeo afirmando que voces en su cabeza le insistían que llevara a cabo los asesinatos.


                                                                                   Ronald Defeo Jr.


Todos los acontecimientos que se relatan en este libro son verdaderos. George y Kath Lutz emprendieron la tarea agotadora y frecuentemente penosa de reconstruir en cinta magnetofónica los veintiocho días que vivieron en la casa de Amityville. Muchas de sus impresiones e informes fueron corroborados por la declaración de testigos imparciales, tales como el padre Mancuso y los agentes de la policía local. Pero tal vez la prueba más elocuente, aunque circunstancial, de su veracidad, sea la siguiente: se necesita algo más que un exceso de imaginación o de "nervios" para impulsar a una familia sensata de cinco miembros a tomar una medida tan drástica como abandonar una magnífica casa de tres plantas, más un sótano completo, una piscina y una caseta para embarcaciones, sin llevarse ni siquiera sus objetos de uso personal.》


Los indiscutibles éxitos en ventas de las novelas:
Rosemary's Baby, de Ira Levin, en 1967; El exorcista, de William Peter Blatty y La casa infernal, de Richard Matheson, ambas en 1971.
Todas llegarían inclusive a tener sus respectivas adaptaciones cinematográficas. Y las dos primeras, al día de hoy, son consideradas filmes de culto en el género.
 
Pasarían los años, y llegaría la fatídica noche del 13 de noviembre de 1974. Todo Estados Unidos quedaría en Shock ante lo sucedido en Amityville. Cerca de un año después se llevaría a cabo el juicio a Ronnie Defoe el día 14 de octubre de 1975 del que saldría condenado a pagar prisión perpetua. Y dos años después, en septiembre de 1977 sería publicada "Horror en Amityville" nombre dado a la novela por su autor Jay Anson.
Novela que repetiría el éxito que tuvieran en su momento El exorcista y Rosemary's Baby. Al ser llevada al cine y televisión en reiteradas ocasiones.

Les ha sucedido que inician un libro y al cabo de unos minutos de lectura, este logra dejarlos inmersos completamente?
El mundo a su alrededor se esfuma, dando paso al que se describe en lo que se esta leyendo; las páginas pasan una a una debido a lo trepidante de la narración o interesante de la trama.

También durante ese estado es difícil cesar la lectura, ¿por qué? Simple, el libro, la lectura en sí, lo impiden.
Y solamente hasta que el estómago pide alimento, la vista se cansa y el sueño hace acopio. Se logra apartar los ojos de aquel libro que nos tenía enajenados.

Personalmente han sido muchas las veces que un libro consiga lo anterior expuesto. Novelas como la perla, de Jhon Steinbeck; el sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle; diez negritos, de Agatha Christie; Rebeca, de Daphne Du Maurier; etc., etc.

Escritores que dominan una rauda narrativa y poseen una prosa directa. Son los culpables de crear novelas que un siglo después de publicadas. Aún hoy en pleno siglo XXI siguen siendo devoradas al ser leídas.

"Horror en Amityville" en su estructura posee lo anteriormente dicho.
Su narrativa veloz, prosa sencilla pero directa y trama sumamente envolvente -basada en hechos reales- dan como resultado un libro que aunque carezca de elementos para ser concretamente una novela como tal -la considero mas una crónica periodística- cumplen en su objetivo de no solamente desvelar los sucesos en los que está basada. Si no, entregar al amante a la lectura, una obra inquietante, convulsa, emocionante y terrorífica.

Personalmente el único lunar en el libro para algunos podría ser su inconmensurable ritmo narrativo.
Llega un momento en que lo sucedido a la família Lutz, y expuesto en la obra, se siente como una ráfaga constante de disparos a quemarropa. Directos, sin clemencia alguna.

La odisea de Homero o los doce trabajos de Hércules palidecen, ante los veintiocho días vividos por los Lutz en el 112 de Ocean Avenue en Amityville.

Pero repito, estamos ante un libro que fue escrito en base a las confesiones hechas por los implicados. Entonces, tal abrupta e implacable cantidad de acontecimientos debieron suceder tal cual fueron narrados. El escritor Jay Anson -periodista en realidad- solo transcribió todo al papel.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cormac Mccarthy: crudeza, desesperanza, maldad y reflexión

Reseña: las intermitencias de la muerte, de José Saramago

Reseña: Final del juego, de Julio Cortázar