Reseña: Narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe


 

"El mar nunca ha sido amigo del hombre. A lo sumo fue el cómplice de sus inquietudes".
_Joseph Conrad.



La calidad narrativa de Edgar Allan Poe es indiscutible en el mundo de la literatura.
Su obra, mas allá de servir de fuente de inspiración para incontables autores posteriores. Es una obra que destaca en lo cuidado de su prosa, el trabajo en la construcción de personajes, la elaborada ambientación gris y caótica y el ingenio presente en cada una de sus premisas.

Allan Poe, considerado como uno de los maestros universales del relato corto. También incursionó en géneros tales como la poesía, e inclusive -para sorpresa de muchos, incluyéndome- la novela.

En 《Narraciones extraordinarias》 Allan Poe da una muestra fidedigna de su pluma. Entregando una obra en la que su contenido es un abanico de estilos: romanticismo, drama, misterio, horror y aventura, convergen en esta antología única e irrepetible.

El horror en La caída de la casa Usher y El gato negro.
El suspenso de novela negra presente en Los asesinatos de la Roe Morgue.
La aventura trepidante en El escarabajo de oro.
Son solo algunos ejemplos presentes en este compendio de trece relatos.
Lectura obligada para todo amante de la buena literatura.

《Me llamo Arthur Gordon Pym. Fue mi padre un respetable comerciante proveedor de la marina de Nantucket, donde nací.》

Es así como da inicio la única novela escrita en vida por el nacido en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.

Desde la partida, su autor hace gala de su estilo característico, describiendo en primera persona la convulsa, delirante, trágica y angustiante, aventura de nuestro protagonista.

Gordon Pym es un personaje que se ve dominado por su convicción de hacerse a la mar, convertirse en marino, vivir la experiencia de zarpar y cruzar los siete mares.

Esté inconmensurable deseo va siendo forjado gracias a los relatos de su amigo Augustus, con el cual tiene una estrecha relación desde la infancia.
Las aventuras relatadas tan vívidamente por Augustus, de los lugares que ha conocido, sus travesías en buque, las adversidades superadas, son madera que avivan la llama de Arthur por experimentar de igual forma tan extraordinarias epopeyas.

La novela parte con el relato de la que fuese su primera experiencia a la mar. A partir de aquí, la narración toma un curso frenético que le impide apartar al lector la vista de las páginas: las cuales son leídas una a una, pasando entre índice y pulgar sin descanso.

Llegados a cierto punto, es risible afirmar que estamos ante una obra para solo leer de largo. Porque allí es donde se traza la absoluta diferencia entre el autor clásico e inmortal, con aquél dedicado solamente a la creación de tramas entretenidas.
Como ejemplo, los capítulos II al IV donde Poe consigue otorgar a la lectura una atmósfera lúgubre, claustrofóbica y asfixiante. Logrando que se sienta la zozobra y desespero.

Las descripciones referentes a la sed, logran que te humedezcas los labios o te levantes por un vaso de agua; aquéllas donde la inquietud es partícipe, te generan ansiedad y las escenas escabrosas donde salta la sangre, te estremecen en el asiento.

Al arribar al treinta por ciento de la lectura, el relato sufre una alternancia entre la narración principal y un texto náutico.
Pasando por un escueto diario personal, donde el protagonista recolecta su diario vivir: bitácoras náuticas, donde se destaca el posicionamiento geográfico, ubicación de brújula, el clima, la fauna y flora.
La correcta forma de navegar con el ambiente en contra. Como evitar los peligros que trae para una embarcación, la mala organización de la carga trasportada.

Poe no deja nada en el tintero. Aportando a la historia datos sobre navegación, que aunque acortan el ritmo del relato. Conceden al lector curioso, aprender términos y datos posiblemente desconocidos.

Si tuviese que elegir un momento a destacar en la novela sería injusto, debido a que toda en su estructura consigue una obra final redonda, bien estructurada, narración con alternancia entre rauda y pausada, personajes con un desarrollo mas que destacable,  momentos de reflexión,  dilemas y cuestionamientos morales, etc.


Pero, debido a que mi intención al escribir esta reseña, es que sirva de aliciente y motivación para nuevos lectores. Escogería la parte del buque fantasma: la descripción de una flota, que vaga arrastrada por el océano. Que apesta a podredumbre. Que su tripulación a bordo son en mayor parte, cadáveres putrefactos y cuerpos aun de pie -imagínense las películas de zombies a cargo de George Romero pero en un escenario náutico-, vigilantes en el bauprés, el castillo y la toldilla. Desapareciendo en la niebla tras ser avistados por marinos que quedan inmersos en consternación y horror. . De pesadilla, ¿cierto?

Igual como señale anteriormente, los momentos emocionantes y reflexivos. Cruentos y estremecedores. Abundan en todo el transcurso de la obra.

Llegados a las últimas sesenta páginas, la narración nuevamente - e igual que un buque viento en popa- toma un ritmo que le impiden al lector cesar un instante en la lectura: las palabras pasan rápidamente, los párrafos son leídos sin cesar y las páginas son devoradas habida e implacablemente.

Tras concluir la lectura -al menos fue mi caso-. Un frío atroz recorrió mi espina, se erizaron los vellos de los brazos y un estremecimiento abrupto se apoderó de mis extremidades.
Todo esto transcurrió  durante un minuto largo, sosegado, eterno.

Superada la anterior impresión, una sonrisa se formó en mi rostro, señal que confirma el haber disfrutado de una excelente lectura.

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