Reseña: La hierba roja, de Boris Vian


"Los recuerdos no existen: es otra vida revivida con otra personalidad, y que en parte es consecuencia de esos mismos recuerdos".


A los treinta y nueve años de edad falleció Boris Vian. Un polímata francés, que tendría una vida, que muchos, probablemente, solo habremos soñado alguna vez.


Vian además de incursionar en la literatura como novelista y poeta. Fue periodista, músico de jazz, traductor de lengua francesa, dramaturgo e ingeniero. Tuvo el respaldo del mismísimo Albert Camus -apoyo que le daría relevancia en el mundo literario- y, como dato extra, la que fuese su esposa, le sería infiel con Jean Paul Sartre -teniendo este último la admiración de Vian-.

Aunque suene poco creíble e incluso absurdo. Boris Vian dejaría éste mundo mientras estando en cine, veía la adaptación fílmica de una de sus novelas.

Por donde se le aprecie, es innegable lo llamativa e interesante que fue la vida de este autor francés.

OBSESIÓN, MIEDO Y TRAUMA A TRAVÉS DE LA HIERBA ROJA

《 El ingeniero Wolf junto a su ayudante, el mecánico Saphir Lazuli, han construido una Máquina que, trasladando a Wolf a distintos momentos de su pasado, le permitiría borrar sus recuerdos.》

Una inesperada impresión ha quedado en mí, tras esta lectura.
Así como el conejo que indiferente retorna a su madriguera, sin imaginar que será emboscado por una serpiente de cascabel.
He quedado yo, al concluir de leer.

Los recovecos emocionales planteados en esta novela no dejan indiferente. .  ¡pero aguarden! Que no solo se hace referencia a la psicología, a través de la exploración y desarrollo de los personajes. Porqué, además, estamos ante una obra del mas puro y vívido surrealismo y adsurdo.
Al ser descritos animales parlantes, pitonisas olientes, bailes con rayos x de fondo, juegos con dardos que flagelan personas, inseptos pedicuristas y extravagantes desfiles, donde es humillado el alcalde del pueblo.

Boris Vian introduce al lector al prado de hierba roja, donde sus habitantes con personalidades dispares entre sí. Despiertan no solamente el interés, sino, que además, logran cautivar con sus elucubraciones, ideales, motivaciones, temores y conflictos.

Wolf, el ingeniero y Lil, la esposa. Son alegorías del propio Boris Vian y su cónyuge.
Aquélla crisis de la existencia sufrida por Wolf, la apatía por todo e indiferencia hacía su mujer.
Probablemente sea la forma de catarsis hecha por el autor -a través de la escritura-, debido al conflicto marital sufrido por culpa de la infidelidad de su mujer.

Por otra parte, Saphir Lazuli, mecánico asistente de Wolf y Folavril, pareja del primero. Describen -aunque esto solo es una conjetura de mi parte- el temor e incertidumbre que, habría sufrido el matrimonio de Vian en su etapa final.

Aunque sean contados los personajes relevantes en la trama, cada uno, al igual que una pieza de rompecabezas, aportan al desarrollo de la narración. Siendo Wolf y Saphir Lazuli, aquellos de mayor interés.

Lazuli, su indecisión en la relación amorosa y aquél terror por visiones provocadas por su misma cobardía e inexperiencia.
El estar en ascuas debido al creerse observado todo el tiempo. Su falta de decisión para confesar sus sentimientos hacía la mujer que dice amar.

Wolf, pesimista por naturaleza. Su existencia no tiene significado, y busca escudarse en su invención para conseguir acallar aquéllo que le perturba de su pasado.
Su pensamiento nihilista resumido en no creer en la religión, al considerar esta solo superficialidad, espectáculo y conveniencia.
O los años de colegiatura,  una rotunda pérdida de tiempo -esto al haberse sentido prisionero en dicha etapa de su vida-.

Son personajes notablemente elaborados. Con interesante actuar, que ameritan análisis, y llegan a tener ciertas similitudes al Meursault, de Camus y el Gregorio Samsa, de Kafka. Respectivamente.

Sin embargo, aún a pesar del gran desarrollo de unos  personajes, la participación breve pero decorosa de otros, el absurdo y surrealismo inverosímil. La narración por momentos sufre abruptos cambios. Pasa de convulsa a sosegada. . Sosegada a convulsa, y viceversa.
Igual, son estos momentos los que permiten la introducción de reflexiones e incursión del ámbito psicológico.

Finalmente, cuando se aguardan nuevas cavilaciones y cuestionamientos sobre la existencia. La última parte, el desenlace en si, logra encestar un golpe tal, que deja atónito al lector.
No caben la redención, la expiación o el olvido. Nada tiene importancia ya. Solo es cuestión de librarse de aquéllo que te fastidia. . . De lo inútil. . Tú mismo.

"Y cuando no se puede esperar, y cuando uno se molesta a si mismo, ya tiene el emotivo y la excusa, y si se deshace entonces de lo que le molesta. . . De sí mismo. . Alcanza la perfección. Un círculo se cierra".


Comentarios

  1. Es una gran decepción que ya hayas concluido la lectura y yo me haya quedado en el capitulo ocho. Pero el resumen es excelente. Felicidades

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    1. Tranquilo, que no es una novela fácil de seguir. Su narrativa pasa por demasiados sobresaltos: cambio de ritmo, que pasa de pausado a trepidante, y viceversa; descripciones propias del autor que pueden llegar a confundir al lector y, algunos momentos donde ciertos diálogos pueden tornarse llanos y anodinos, si no has leído autores que aborden el absurdo.

      Te aconsejo tomarte tu tiempo para leerla, porque sin duda vale la pena. ¡Saludos!

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  2. He leído tu reseña, si, lo he conseguido a dejar mi comentario, gracias para su paciencia

    Por el principio los nombres de las protagonistas me han parecidos muy extraños: Wolf y Lil , Saphir Lazuli y Folavril. Para mí no fue una novela muy fácil de seguir, pero luego lo entendí. La máquina era una locura, sin embargo la máquina no ayuda: todo que lo revive dentro de ella se olvida a salir, de modo que cada uso culmina en una acumulación de frustraciónes para Wolf.
    Para Wolf , la vida " no era triste, simplemente estaba vacía, en suspenso".
    Para Lazuli la vida es " desbordante e incalificable".

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    1. Directo, explícito y fiel resumen de la obra.
      Sin duda, la lectura de la obra de Boris Vian es toda una experiencia literaria. ¡Saludos!

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    2. Gracias, por la primera vez leído de este escritor, no es mal, y es francés, gracias otra vez para compartirlo y que estoy en este grupo, estoy aprendiendo mucho

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