Reseña: Novela de Ajedrez, de Stefan Zweig



Cada lector sin excepción -o al menos yo me atrevería a afirmarlo- posee su  escritor de preferencia para casos excepcionales, cuando el hábito de la lectura flaquea o brilla por su ausencia.

En algunos lectores ocurre mas con un género en particular: la novela negra, con su infatigable manera de generar tensión; la ciencia ficción, al embarcar al lector en una epopeya espacial; o la poesía, capaz de despertar las mas recónditas sensaciones.

Un bloqueo de lectura por lo general, afecta de manera irregular a un lector ávido y constante.
Entonces cuando este se presenta, la frustración y desconsuelo suelen aparecer en el desdichado lector que ve en la lectura, algo mas que una actividad para matar el tiempo.

Personalmente, si tuviese que nombrar a escritores que logren lo señalado anteriormente. Tendría que extenderme en demasía, ya que por lo general, suelo combatir con descanso de lecturas mis atípicos bloqueos. Sin embargo, cuando el interés por la lectura ha podido mas que cualquier barrera u obstáculo. Los autores confiables se encargan de resquebrajar los impedimentos y aflorar nuevamente el placer por leer.
Daphne Du Maurier, Arthur Conan Doyle, John Steinbeck, H.G. Wells, Oscar Wilde. Por mencionar algunos nombres.

Stefan Zweig es un escritor austríaco con el que me identifico notablemente al compartir su admiración por dos maestros de la literatura: Fedor Dostoievski y Honoré de Balzac.

Sufriendo en carne propia los estragos y vejaciones que trajo consigo el nazismo en Europa.
Al final de sus días Zweig, llevado probablemente por un hondo pesimismo al pensar que solo era cuestión de tiempo para que Hitler se pudiera apoderar del mundo; terminaría acabando con su vida al suicidarse en compañía de la que fuese su esposa.


“Declaración

Por mi propia voluntad y en plena lucidez

 
Cada día he aprendido a amar más este país, y no habría reconstruido mi vida en ningún otro lugar después de que el mundo de mi propia lengua se hundiese y se perdiese para mí, y mi patria espiritual, Europa, se destruyese a sí misma.

Pero comenzar todo de nuevo cuando uno ha cumplido sesenta años requiere fuerzas especiales, y mi propia fuerza se ha gastado al cabo de años de andanzas sin hogar. Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad más pura y su libertad personal, su más preciada posesión en esta tierra.

Mando saludos a todos mis amigos. Ojalá vivan para ver el amanecer tras esta larga noche. Yo, que soy muy impaciente, me voy antes que ellos.

Stefan Zweig, Petrópolis, Febrero, 22,1942”


La anterior carta no solo denota la sensibilidad característica en la obra del autor. Sino, que probablemente, cualquiera al leerla logre llegar a sentir algo de compasión. Aún desconociendo el contexto tras la misiva.

Bueno, Novela de Ajedrez fue la última novela escrita por Zweig.
Una obra tan íntima, donde se ven reflejados aquéllos miedos mas latentes en su autor, caracterizados en dos personajes que representan la voracidad inconmensurable del nazismo y el sosegado y temeroso humanismo oprimido. Leedla.

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