Reseña: Soy un gato, de Natsume Sõseki


#MarzoAsiático 


》Llegará un día, y espero que no tarde mucho, en que los gatos dominaremos el mundo.《



La literatura japonesa posee algo tan arraigado que dota a sus narrativas de una magia, exquisitez y autenticidad poco o nulamente encontrado en autores de occidente.
Hace años mientras descubría este onírico universo de párrafos cargados de tal grado de prosa y lirismo.
Aún tengo presente cierta ocasión cuando deambulando por los estantes de literatura colombiana en la biblioteca, me topé con un ejemplar del premio nobel Gabriel García Márquez que rezaba: Memorias de mis putas tristes, basado en La casa de las bellas durmientes, de Yasunari Kawabata(un autor nipón)
Fue inmediato el interés que despertaron en mí ambos títulos: lo tosco y ordinario del libro ante mí, y lo atractivo y cuidado de aquél citado en las primeras páginas.

Pasarían los años, me convertiría en un lector mas arraigado a la literatura clásica, pero con sus temporadas para descubrir nuevos escritores.
Desafortunadamente en lo referente a la literatura del país del sol naciente, mi palmarés en cuanto a nuevos escritores del mismo, se reducía a un número bajo.

Una vez llega Marzo de dos mil veintitrés, y tras poco más de tres meses sin libro a la mano, me llama la atención participar en el marzo asiático, una temática que consiste en durante este mes leer mas literatura oriunda de este continente.
Primero una corta antología conseguiría que retomara mi ritmo lector, y a continuación, una muy conocida novela en Japón pasaría a ser mi nueva experiencia lectora.

Soy un gato, de Natsume Sõseki nos sitúa en la conservadora Era Meiji(1868-1912 ) un periodo de transición en Japón, que vería su total modernización occidental solo décadas después en las eras Taishō(1912-1926) y principios de Shōwa(1926-1989).
Esta transición sufriría ciertos impedimentos en el ámbito sociocultural, por ser Japón un país con demasiada tradición, orgullo, integridad y respeto hacía sus costumbres y ante todo, su legado.
Un ejemplo claro de tal devoción hacía las costumbres y despreció a la modernidad es el suicidio por patriotismo de Yukio Mishima, que contando 45 años, se quitó la vida en el rito del harakiri en un cuartel militar de Tokio.

Sõseki, se licenciaria en la universidad imperial de Tokio como profesor en literatura inglesa, pasando a trabajar como maestro durante un periodo hasta finalmente ganar una beca para estudiar en la prestigiosa universidad de Cambridge, Inglaterra.
Nacido en el seno de una familia de funcionarios públicos, descendiente de una familia de samuráis venida a menos. A los dos años pasaría a ser entregado en adopción por sus progenitores a uno de sus sirvientes y su esposa; viviendo con ellos hasta cumplir nueve años.

Otras de sus obras mas laureadas son Botchan, novela en donde su personaje principal, al parecer, se trata del propio alter ego de Sõseki descrito en un profesor enviado a una escuela rural.
Kokoro, posiblemente su novela mas conocida, se trata de un texto que aborda temas como los valores de la amistad, el significado de la vida y la importancia de la familia. Impregnada de un alto grado poético en su narrativa.

Una curiosidad sobre Natsume Sõseki es el haber llegado a estar en el billete de mil yenes de su país de origen.


SOY UN GATO O LA MORDAZ CRÍTICA HACÍA UN PERIODO DE TRANSICIÓN EN JAPÓN 

Soy un gato parte con una presentación de personajes sosegada, exhaustiva, uno a uno y sin apresuramiento en la narrativa.
Primeramente está el minino sin nombre, aquél que en primera persona nos sirva como guía para relatarnos cada uno de los acontecimientos del libro.
Retirado del regazo de su madre cuando recién iniciaba su descubrimiento del mundo, es lanzado a la adversidad donde deberá resguardarse para así poder huir de la muerte.
Tras escabullirse en el patio de la casa que finalmente se convertiría en su hogar. Este felino demuestra desde temprana edad su tesón y determinación. Además de su gran suerte.


A lo largo de la novela seremos testigos de la sensibilidad e inteligencia presentes en el gato narrador, por medio de su faceta haciendo una reflexión o proclamando una disgreción sobre temas como el comportamiento humano, las artes, la poesía, el Dios cristiano, la economía, la educación, el entorno familiar, las extravagancias, los estratos sociales, la cultura, el amor, la supeficialidad, el egoismo, la vanidad, lo magnánimo de su ser, etcétera.

En el transcurso de las páginas bulliran como de una fogata se tratase, las profundas elucubraciones del felino.


《Cuanto más tiempo vive uno en este extraño mundo, más aprende. Siempre es bueno aprender, pero cuanto más conocimiento se acumula sobre lo raro que es el mundo, más cauto se vuelve uno y más preparado se está para lo peor. Astuto, sin conmiseración, y siempre alerta y a la defensiva. Así es como se vuelve uno en cuanto se le ocurre atisbar el mundo exterior. Llegar a esa horrible constatación es el precio a pagar por la edad. Lo cual explica lo difícil que es encontrar a alguien decente entre las personas de cierta edad. Los viejos saben demasiado como para ver las cosas de frente, como para sentir de manera limpia, como para actuar sin que les anime una intención oculta》.


A su vez, gracias a otros razonamientos -en su mayoría debido al análisis del aspecto o extravagancias del ser humano- aflorará la sátira mas mordaz.


《Sus ojos formaban un ángulo como una carretera que corta transversalmente una montaña, rasgados simétricamente en línea recta.
Sus ojos de hecho, eran mas estrechos que los de una ballena.
Sin embargo su nariz (ay, su nariz), era excesivamente larga en comparación con el resto de sus rasgos. Daba la impresión de que la buena señora le hubiera robado aquél apéndice a alguien extremadamente bien dotado y después se lo hubiera plantado a ciegas en el centro de la cara. Aquel cacho de carne lo llenaba prácticamente todo, como una piedra funeraria colocada en un jardín diminuto.》


No obstante, una vez noté haber superado poco mas del cincuenta por ciento de la lectura, constaté que me hallaba ante una novela que se sostiene mas en la disertación, el diálogo y lo introspectivo al momento de hacer frente a distintas interrogantes, referencias, anécdotas o curiosidades; el hacer hincapié en ciertos personajes -siendo dos o tres los mas relevantes, sin contar al gato que ejerce mas como narrador- pasa a ser mas un recurso para amenizar la narración de lo sobrio y célebre de algunos temas.

Por ejemplo: en las primeras cien páginas hace aparición un personaje que se siente ofendido cada vez que su nombre es pronunciado erróneamente:
Toito = Coito.

Tras esta breve participación, dicho personaje no intervendrá mas que doscientas páginas después en algunos diálogos, durante una declamación de poesía.

A pesar de partir como la historia de una excéntrica família tokiota a finales de la era meiji e inicios de la occidentalización en Japón. Tal premisa solo sirve para el objetivo primordial de la obra que no es otro que el exponer, transgredir y hacer una crítica referente tanto al orgulloso sentimiento japonés arraigado en el respeto hacía su cultura y tradición. Como a su vez, ridiculizar al denominado hombre moderno que tacha de irreal y absurdo todo lo ajeno a su posición social.

El personaje del maestro Kushami, con su irrespeto y odio hacía el moderno hombre de negocios. Caracteriza al tokiota de antaño, clásico e irascible ante cualquier novedad que ponga en peligro sus costumbres e ideales.
Por otra parte, el matrimonio Kaneda sería la cara opuesta de la moneda. Una sátira obvia hacía el japonés que tacha de arcaico, insulso, anodino y risible a todo lo referente al siglo pasado.
Gente caprichosa, inmoral, presuntuosa y sin escrupulos a la hora de llevar a cabo sus propósitos. Personajes preocupados enteramente por sus intereses.

La trascendencia de personajes queda resumida a nombres como Meitei, el recurso humorístico de la novela. Mitómano y bromista. Dotado de una grandilocuencia extraordinaria a la hora de hacer invenciones de anécdotas con el único objetivo de buscar pasarlo en grande sin importar tener que pasar por los demás. Inteligente y sagaz.

Al parecer, su única preocupación es lidiar con el aburrimiento sin importar que esto conlleve hacer el tonto o burlarse de todos a su alrededor.

Kangetsu, ex-discípulo del maestro Kushami y uno de los innumerables pretendientes a disposición del matrimonio Kaneda para su hija. De status humilde, licenciado en ciencias de profesión. Pero entregado enteramente a los estudios y la poesia.

Los temas de sus investigaciones varían desde los mas absurdos: La estabilidad de las bellotas en relación al movimiento de los cuerpos celestes; científicos: El magnetismo terrestre; Descabellados: Mecánica del ahorcamiento; e interesantes y peculiares: Los efectos de los rayos ultravioleta sobre la acción galvanizada en el globo ocular de las ranas.

Un personaje sumamente curioso, que con el desarrollo de los sucesos en los que intervenga o tenga trascendencia, no dejará nada indiferente al lector.

Susuki, protegido del señor Kaneda y hombre de negocios.
Instaurado en la alta esfera gracias a su servilismo y adulación hacía el matrimonio Kaneda. Sirve de espía y mandadero, aprovechándose de su pasado y supuesta relación de amistad con el maestro Kushami.
Arrogante, cínico, pretencioso y oportunista. Su pensamiento se sitúa en las conveniencias, la posición social y el dinero. Todo esto cubierto bajo una falsa máscara de ética e imagen.

Tatara o 《el comegatos》, es un vecino del maestro Kushami graduado en una profesión que le permite ejercer en el mundo de los negocios. Ve con total descalificación aspectos en el diario vivir del maestro Kushami como el aún depender de un sueldo misero de profesor o el tener un gato en casa, que bien podría servir mas como un rico estofado.
Añora escalar en el mundo de los negocios, por lo cual estima a figuras como Susuki o el mismo señor Kaneda. Los cuales ve como figuras de total admiración y modelos a seguir.

Dokusen Yagi, ex-compañero de universidad de Kushami y Meitei, es un filósofo que sigue e imparte las enseñanzas del budismo Zen, que consta de entrenarse arduamente para permanecer pasivo ante cualquiera de los estímulos de la vida(afrentas, problemas, discusiones, perturbaciones, etcétera)

Durante los eventos en los que el maestro Kushami es asediado constantemente en su propiedad por una horda de estudiantes de escuela, es  Dokusen Yagi quien le aconseja: Cambiar esa actitud suya tan occidental, antes de caer humillado o aplastado ante este percance o cualquier otro que perturbara su tranquilidad. Que en lugar de entrenar su equilibrio y salud, ha sido un hombre que ha optado por pelear a ciegas.
Posteriormente Kushami emprenderá el seguir los consejos de su amigo, hasta el momento que llega a dudar de sus enseñanzas y valía como filósofo, tras escuchar anécdotas de Meitei donde hacía quedar a Yagi como un Charlatán al que se le safaron varios tornillos.


REFERENCIAS CULTURALES E HISTÓRICAS

La novela está plagada de alusiones o referencias de índole tanto histórico como en base a la cultura; sin embargo, no todas referentes al país del sol naciente.

Política, literatura, poesía, pintura, escritura, conflicto bélico, gastronomía, moda, arquitectura, teatro, filosofía, religión, mitología, etcétera. .

Hechos históricos tan relevantes en la historia japonesa como otros mas ligados a su cultura, ocupan gran parte de las páginas en esta obra.



La guerra Ruso-Japonesa, cuyos ecos componen gran parte de la novela, se trató de un conflicto que se llevaría a cabo entre el mes de febrero de 1904 al 05 de septiembre de 1905. Tal enfrentamiento bélico concluiría con la victoria nipona.

A pesar de solo ser mencionada contadas veces dicha guerra, lo cierto es que Sõseki no desaprovecha oportunidad para resaltar su patriotismo en la narración:

》Desde hacía algún tiempo Japón estaba en guerra con Rusia. Siendo, como era, un gato japonés, evidentemente mis simpatías estaban del lado nipón. Acaricié la idea de reclutar una brigada de gatos cuya misión consistiría en ir a clavar las uñas allí donde mas les dolía a las hordas rusas. Siendo un gato tan militante y patriota, ¿por qué iba yo a vacilar ante la visión de uno o dos miserables ratones? El deseo de cazar bullía en mi interior, y habría sido capaz de atrapar a cualquier roedor sin pensármelo dos veces.《

A su vez, en el contexto histórico nipón. También, además de la guerra entre Rusia y Japón, se hacen reiteradas menciones sobre la caída del Shogunato, la vida samurái, la introducción de occidente al país, la transición hacía la modernidad, la importancia de religiones como el budismo y el confucionismo, entre otros temas.


ADSURDO E IRREVERENCIA

Diría que autores como Voltaire, Mijaíl Bukgakov y Jonathan Swift son los tres pilares de la novela satírica. Cada uno en su época, cada cual en su respectivo país de origen, cada una de sus obras haciendo mofa y crítica de todo aquéllo que llegaron a considerar injusto o ridículo.
Respecto a Natsume Sõseki, a mi parecer, siento que tanta digresión filosófica introducida abruptamente durante el desarrollo de un conflicto o la narración de un suceso. Forza al lector a constantemente tener que volver las páginas para no perder el hilo de lo que sea que fuera lo que lo había hecho reír tiempo atrás.
No digo que están mal las elucubraciones o circunloquios tanto del narrador felino o ciertos personajes. Solamente que al ser reiterativo el recurso, esto afecta la soltura narrativa, encasillando la misma en paréntesis perpetuos que terminan por afectar una supuesta obra satírica, crítica e inmoral, para parte de la misma ser un tratado de filosofía con episodios hilarantes.

Voltaire siempre lo afirmó:

“Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.”


Sin embargo, diría que el anterior punto solo afecta a lectores mas arraigados a literatura del tipo vertiginosa y trepidante. Porqué para el lector acostumbrado a clásicos de la talla de autores como Tolstoi, Stendhal, Balzac o Dostoievski -siendo este último un gran referente a lo que concierne a disgreciones filosóficas o existencialistas en su obra-. Soy un gato, de Natsume Sõseki es una exquisita alternativa al tratarse de una novela que transcurre a un ritmo mas sosegado y se toma el tiempo necesario para desarrollarse.


CONCLUSIÓN

A pesar de haberlo disfrutado, mas allá de lo señalado anteriormente respecto a la narrativa. No recomendaría este libro para iniciarse en la literatura japonesa.
Tanto Natsume Sõseki como Yasunari Kawabata son autores que por su sensibilidad y sumo detalle en las palabras. Pueden llegar a ser todo un desafío para el nuevo lector; otras alternativas para aproximarse a esta literatura podrían ser los relatos de escritores como Ryūnosuke Akutagawa o Kenji Miyasawa, o novelas como La presa, de Kenzaburo Oe.



》Por muchos ratones que caces, al final te da lo mismo… Te aseguro que no hay criatura peor en el mundo que el ser humano.《

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